Medalla de oro
Medalla de oro de la ciudad de Córdoba
El 24 de octubre de 2002, Juan Miguel Moreno Calderón, director del Conservatorio Superior de Música Rafael Orozco en dicha fecha, recibió de manos de la entonces Alcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar Rivero, la Medalla de Oro de la Ciudad que el Ayuntamiento Pleno concedió a nuestra institución.
En su discurso de recepción de dicha distinción, el Director del Conservatorio expresó el más vivo agradecimiento del centro a la Corporación y a todos los grupos políticos en ella representados. Así mismo, recordó los principales hitos de la historia del Conservatorio: su creación en 1902, por la Diputación Provincial; el reconocimiento oficial por el Estado, en 1922, de las enseñanzas allí impartidas –cuando tan sólo disfrutaban de tal consideración los conservatorios de Madrid y Valencia-; la categoría de Conservatorio Profesional de Música y Declamación, alcanzada en 1942 -y con ello, la capacidad académica para impartir todas las enseñanzas conducentes a las máximas titulaciones previstas en la legislación vigente entonces-; la concesión del máximo rango académico en 1972, categoría sólo compartida entonces, y durante años, con el Real Conservatorio de Madrid y pocos conservatorios más de toda España…
En definitiva, hitos de una centenaria historia, a los que se sumaba ese día el importante reconocimiento que la Ciudad de Córdoba, a través de su Ayuntamiento, hacía al Conservatorio. Motivo éste que bien invitó al Director a tener presente en la memoria colectiva de cuantos formamos parte del Conservatorio, a todas esas generaciones de profesores que, derrochando ilusiones y esfuerzos -y superando dificultades y carencias de todo tipo-, supieron mantener viva la llama de la enseñanza musical en Córdoba.
Así, como a los varios miles de alumnos que, contraviniendo modas y a sabiendas de la escasa consideración social que, durante largo tiempo, han tenido en España la música y los músicos, acudieron a nuestras aulas, para hacer de sus vocaciones, pasión y oficio. Y entre todos, cómo no, el recuerdo imborrable del universal pianista cordobés Rafael Orozco, quien, por acuerdo unánime del claustro, da nombre al centro, luego de su temprana muerte en 1996. Y, en fin, el cariñoso recuerdo también a cuantas otras personas –personal no docente, padres de alumnos, amigos del Conservatorio, el público de nuestros conciertos…- contribuyeron a engrandecer la historia de esta institución.